domingo, 30 de noviembre de 2008

Las reglas de la optimización son sencillas. Regla 1: No optimices. Regla 2 (solo para expertos): No optimices todavía.

Cuantas veces estamos delante de un programa, creando una función y de repente nos desviamos de nuestro objetivo principal para emprender una cruzada para reducir el tiempo de procesamiento e intentar lograr que esa función o procedimiento se ejecuto lo más rápido posible.
Seguramente esta situación nos la encontramos más veces de las que deseamos.

Este proceso se denomina optimización prematura y se produce cuando el programador permite que las consideracionesStop ! Right now !s de reducción del tiempo o espacio afectan al diseño inicial.

Normalmente las decisiones de optimización en la etapa de codificación son subjetivas, básicamente se basan en las sensaciones que el programador tiene durante esta fase y no en datos empíricos.

Antes de iniciar un proceso de optimización del código fuente os recomiendo:

  1. Asegurarse que sigue el diseño preestablecido en las etapas anteriores.
  2. Crear una batería de pruebas que nos permita confirmar que cumple todas las funcionalidades acordadas en el análisis funcional.
  3. No optimices.

Las optimizaciones de código se deben hacer siempre después de que este se haya finalizado y probado correctamente certificando así que cumple las especificaciones funcionales establecidas en las etapas previas.
Es preferible no optimizar hasta que realmente lo necesitemos, en ese momento se deberá estudiar dónde y cómo optimizar ya que no todo depende de nuestro código fuente y pueden existir recursos externos se deban tener en cuenta.